No hay innovación disruptiva desde el ‘business as usual’

No hay innovación disruptiva desde el ‘business as usual’ No hay innovación disruptiva desde el ‘business as usual’

La innovación disruptiva se podría definir como la introducción de nuevos productos, servicios o modelos de negocio que cambian, fundamentalmente, el mercado existente o crean nuevos mercados. Esta necesidad latente en todas las empresas se ha acentuado en la era digital. ¿Por qué la mayoría de las empresas lo abordan entonces desde estructuras y principios propios de la era industrial?

La innovación disruptiva es esencial para el éxito a largo plazo de las empresas en un mundo cambiante. Las propuestas de valor que tanto éxito han aportado a muchas compañías en los últimos años se ven retadas por cambios de hábito repentinos, alteraciones en el supply chain y una incertidumbre sin precedentes. La necesidad de proponer nuevos productos y servicios a los clientes o de diseñar nuevos modelos de negocio se ha convertido en una tarea imperiosa. Sin embargo, la estructura de la mayoría de las empresas no necesariamente está preparada para esta velocidad del cambio. ¿Por qué?

Observando con una perspectiva temporal, la actual estructura de la mayoría de las empresas no es otra cosa que la consecuencia de un modelo industrial enfocado a buscar la rentabilidad a través de la escala. Ese es el sello de la economía industrial, y es por ello por lo que existen los departamentos (standard operating processes) y por lo que el business as usual (BAU) es financiado con presupuestos anuales departamentales, valga la redundancia. Presupuestos enfocados a financiar el aprendizaje, la repetición y, por ende, el decrecimiento de los costes marginales. Con frecuencia, esos presupuestos tienden a definirse con un mayor o menor porcentaje frente al año anterior, porque se asume, quizá con razón, una continuidad y predictibilidad del negocio (de nuevo, algo propio de la era industrial). Excepcionalmente, en algunas compañías se aplica un modelo denominado zero based budgeting, que, básicamente, busca justificar cada línea del presupuesto, eliminando la inercia de años anteriores, en aras de maximizar la eficiencia y el buen uso de los recursos. Esta es una práctica especialmente utilizada al entrar inversores nuevos, fondos o private equities, lo cual no representa una sorpresa cuando lo que se anhela es un crecimiento exponencial, y no lineal, a su inversión.

Pero ¿qué sentido tiene hablar de cómo financiar la innovación? Sencillamente, es útil porque ejemplifica una de las múltiples mecánicas, incorporadas en el ADN de las empresas “industriales”, que suponen un obstáculo poco visible al desarrollo de disrupciones en las corporaciones. Y es que un presupuesto departamental genera incentivos contrarios a la innovación disruptiva, ya que distorsiona las métricas de éxito (ventas versus prototipo, horizonte temporal, talento actual versus el deseable, etc.). Por ello,

Alberto Díaz García

Cofundador de ISDI y CEO de Migration ·